jueves, 4 de diciembre de 2008

“Es tiempo de cosecha”
Autobiografía del Dr. Osvaldo Juan Di Ció, nacido el 13 de abril de 1935.
Primera impresión: Marzo de 2000.-
<el porvenir y el desenlace serán jubilosos...>>

Es tiempo de cosecha;
Pronto será mi primer 66 aniversario, casi coincidente con los incipientes siglo XXI y tercer milenio. En apretada síntesis evocaré algunos de los desempeños que signaron mi trayectoria Profesional como Médico Clínico y/ó Médico Pediatra solicitado por un considerable número de calificadas Familias de nuestra Sociedad y por diversas Instituciones y Comunidades residentes en la Capital Federal y Provincia de Buenos Aires (Argentina).-

“La ignorancia es la tara mayor del Médico y no puede ser compensada con sentimientos bondadosos ó piadosos; un dogmatismo excesivo resulta una forma de ignorancia”.

Ya he vivido más de cuarenta años de asidua labor desarrollada con amor a mis semejantes y vocación de servicio cumplida simultáneamente en el mismo lapso en la Docencia Universitaria, en la Universidad de Buenos Aires, formando y doctrinando futuros profesionales a partir de las intimidades Anatómicas del maravilloso Cuerpo Humano, obra del Creador: hecho a “a su imagen y semejanza”, e incursionando en la Materia desde el nacimiento hasta la madurez: “Paidomorfogénesis” en Anatomía Descriptiva, Topográfica, de Superficie y Radiológica Normal.

Fui designado Miembro de varias Sociedades : Sociales, Médicas, Culturales y Científicas; me presenté a lidiar en 56 Concursos Médicos y Docentes; dicté 70 Cursos Completos en la Universidad de Buenos Aires sobre mi materia específica y Cursos Parciales sobre mi Especialidad Médica, Pediatría y Adolescencia en la Universidad Privada del Salvador, dictados para alumnos del último año de la Carrera de Medicina, en el Servicio de Pediatría y Neonatología del Hospital Naval Cirujano Mayor Dr. Pedro Mallo, al cual ingresé por riguroso Concurso y en el que acabo de cumplir 31 años de diaria Atención como Médico Especialista Pediatra de su Planta Permanente.

Diserté en 169 Conferencias Médicas referentes a mi Especialidad y a Medicina Preventiva Pediátrica.
Me formé desde los primeros años de mi carrera de Medicina en las Cátedras y Salas Cátedras Hospitalarias, de los Hospitales de Clínicas, de Niños (Gutierrez), Casa Cuna, (Elizalde), Ramos Mejía y Durand.

Mis estudios Preuniversitarios los cursé en su totalidad en las queridas y tradicionales aulas del Colegio “De La Salle”, en las mismas que ocuparon mi padre y mis cinco tíos y varias décadas más tarde, todos mis hijos varones.

Tuve como Tutores y Maestros en mi carrera médica y luego en mi post-grado; en el inicio y ejercicio de la Docencia Universitaria; en la Especialización y Ejercicio de la Pediatría;
a mi Padre, Profesor Juan Francisco Di Ció, a mi tío paterno, Académico Profesor Extraordinario Dr. Alfredo Di Ció, y a los Profesores Doctores: Dellepiane, Garrahan, Belleville, Elizalde, Mieres, Turró, Escardó, Llambías, Fustinoni y otros que recordaré más adelante.

Ahora deseo recordar a mi esposa querida, quien desde que tenía 18 dulces años de edad hasta hoy, me ha acompañado orientándome en mis años de estudiante. Ella fue mi alumna de Anatomía cuando se me designó la segunda Comisión en mi recién iniciada Ayudantía Docente.
Nos conocimos en el interior de la Primera Cátedra de Anatomía Normal de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires; ella era una joven muy bonita alumna del primer año de la Carrera, yo ya era Ayudante Honorario de la Cátedra, Asistente mimado del Profesor Titular: el calificado Cirujano Ortopedista y Traumatólogo, Dr. Luis Dellepiane.
En ese momento, era yo el más joven de todos sus Asistentes Docentes...
En el mes de octubre de 1959, después de 2 años y medio de feliz noviazgo nos casamos en la Capilla de mi querido Colegio “De La Salle”, ante el mismo Altar donde años atrás tomé la Primera Comunión y luego en el mismo fui Confirmado en la FE.

En el año 1961 el Señor Bendijo nuestro joven hogar con el nacimiento de Marcela, hoy casada con Javier Ormaechea, padres de Paula, Camila, Lucía y Joaquín. Once meses después, nació Gabriel (1962) quien está casado con Gabriela Sturla, padres de Agustina, Pilar y Magdalena. Luego (1965) nacieron mellizos: nuestros tercer y cuarto hijos: Gastón (soltero a la fecha) y Fabricio, papá de Sol. El quinto y menor de nuestros hijos, nació en 1969, y con Luz Oliveira son padres de Juan Cruz.

De ser yo hijo único, pasé a constituir e integrar un feliz y numeroso grupo familiar. El respetuoso y cariñoso recuerdo con el eterno a mis padres, Juan Francisco y María Teresa Figini, quienes con amor me trajeron a este mundo, me amaron y educaron para lograr hacer de mí fundamentalmente un hombre de bien.

Quiero concluir este párrafo, acentuando el respeto y cariño para esa mujer que fue mi amiga, novia, hoy mi esposa ,mamá de nuestros cinco hijos y abuela de los nueve nietos con que el Señor nos ha premiado. Dedicada a mí, a nuestra familia y al hogar; me maravilla verla; admiro su personalidad, sus criterioso juicio y pensamiento oportuno.

Valoro su Arte orientado a la pintura; sus bricolagges, artesanías y manualidades; la magia en la Administración y cuidado de nuestra casa y bienes y tantas otras virtudes...
Su renuncia a continuar con su Carrera y ejercer tan noble Profesión para atendernos y cuidarnos no pareció tan espectacular en aquellos momentos de elegir el camino a seguir; hoy, a punto de trazar la raya para hacer la suma, los resultados de esa valiente y generosa determinación son más que satisfactorios y gratificantes; “son tuyos también mi querida Alicia Victoria Ghisi, estos momentos: Tiempo de cosecha...” Gracias Ali....!!!!

Durante varios años de mi vida Profesional, dediqué tiempo y energías a formar grupos de Madres y Padres de Familia para que, capacitados por mí, “salieran a predicar” en sus respectivos círculos laborales, sociales, lúdicos, parroquiales etc. las distintas medidas preventivas sobre Escoliosis y como Detectarla precozmente en los niños y niñas a partir de los seis años de edad.

Diseñé, proyecté y puse en práctica un total de 12 Campañas anuales orientadas a la “Prevención de Escoliosis Infantojuvenil” destinadas a distintos sectores de la Sociedad de la Capital Federal y del conurbano Noroeste de la misma.

Escribí y publiqué 185 Trabajos Personales sobre diversos Temas todos pertinentes a mi Actividad Profesional.
Con frecuencia de cinco días por semana, durante un año y medio, mantuve un Espacio Radial en el cual redactaba y leía Temas de Pediatría, con el Título de: “Infancia, Adolescencia y Salud”, espacio con perfil social, preventivo de enfermedades y para protección de la salud, emitido por Radio Municipal, “sin ningún flash promocional personal ni directo ni subliminal y brindado totalmente ad-honorem”.-

En esas mismas condiciones (honorariamente y sin beneficiarme con ningún esponsor ó promoción personal) grabé en distintos sets televisivos, distintos Cursos para Profesionales Médicos y de la Salud, sobre Temas como “Raquis, Postura Corporal Global, Escoliosis Infantojuvenil, etc. Programas Editados para Canal de “Cable-Salud”, codificado para Médicos.
Fui entrevistado por Periodistas de la Prensa y Radiales con participación abierta del público, en Programas de audiencia nacional. La televisión me requirió autorización para filmar exteriores desde mi consultorio- honorariamente y sin difusión de mis datos ó proyección de propaganda) para emitir nacional e internacionalmente en Espacios dedicados a Pediatría Preventiva, mostrar desde ahí mi labor dentro del “Programa de Actividad Física Terapéutica
para la Postura Corporal Global dedicado a Pediatría y Adolescencia” del que soy Autor.

Colaboré aportando uno de mis Trabajos Médicos –fruto de 40 años de experiencia Pediátrica- a la presentación del Hospital Naval Pedro Mallo, para optar al Premio Nacional a la Calidad, luego merecido y otorgado en 1996 por el Sr. Presidente de la Nación, en acto Público desarrollado en la Casa de Gobierno.

Mi Curriculum Vitae, (Médico y Docente Universitario) consta de 88 páginas y está ordenado en XIII Capítulos. Fue por mí recientemente Certificado y Recertificado acompañado de 350 Constancias Documentadas que resumen mi actividad, desempeño, docencia, capacitación y actualización en la Especialidad y en la Medicina General.

Al recordar, como un torbellino las imágenes, ideas, nombres, lugares, anécdotas, fueron robusteciéndose y progresivamente ordenándose, llenando muchas hojas de borrador. Semana a semana, como múltiples ramas de un mismo tronco, iba viendo las caras de tantos que me solicitaban atención, consultas y tratamientos. Unos me elegían como Médico Clínico, otros como Pediatra para sus hijos ó familiares, algunos ya me mandaban nietos ó sobrinos... Fueron tantas las familias con las que me relacioné, asistí, traté, que conocí a veces tan profundamente... y las atendí con la consideración y el respeto que aprendí y recibí desde mi infancia de mis padres y de los Hermanos Lasallanos, luego de los Maestros Académicos que formaron mi perfil profesional y docente en la Universidad de Buenos Aires, en aquellos buenos tiempos en que éramos muy pocos y casi todos nos conocíamos...

La nómina fue creciendo; hoy, al tiempo de transcribirla me asombro por lo diversa y nutrida. Así es que he sido consultado por heterogéneas familias de nuestra Sociedad: hijos de amigos personales y sus grupos familiares, religiosos, militares; niños que hoy ya son padres y niñas que después de haberlas guiado atendiendo a sus hijos propios traen ya a su primer nieto... El carrousel de la vida no se detiene...
Es tan gratificante ver y sentir como el respeto y el cariño se afincan tan profundamente en estas muy particulares relaciones humanas.
Son muchos los que aún, después de tantos años sigo frecuentando con alegría y dulzura. De ellos, algunos ejercen ya funciones y cargos importantes, relevantes, de gran responsabilidad.
Ejemplo válido: ante el Sr. Presidente de la Nación ayer prestó su Juramento el novel Ministro de Educación, mi paciente que traído por su papá hace apenas 39 años comencé a asistir.
Otros ya están a cargo de las Empresas de sus padres y la conducen hábilmente, dejándoles tiempo libre y ocioso a quienes todo lo hicieron; esos nuevos “gerontes” me obligan a leer temas de Tercera Edad para satisfacer las preguntas a “su amigo-médico” ahora transformado por los cambios inflexibles que marca el tiempo , en médico de cabecera ó de familia.

Otros, Religiosos con sagrados votos de obediencia, pobreza y castidad; célibes voluntarios, la mayoría vivió a mi lado durante el transcurso de toda mi infancia, adolescencia y juventud. Todos los días los compartimos durante tantos años... Para mí fueron hombres –ejemplos, formadores de la voluntad y del carácter, maestros para la vida difícil, para estar preparados para la lucha, el sacrificio y el deber, no para el facilismo , no para la molicie. No para quedarse, sí para crear, dirigir, destacarse, servir a Dios, al prójimo, a la Patria y al hogar.

No se equivocó mi abuelo al mandar a sus hijos al Colegio “De La Salle”. Tampoco mi papá al inscribirme en el año 1941 en el Primer Grado Inferior “A”. No lo defraudé. Muchas medallas, muchos “Vales”, mucho Cuadro de Honor, muchos Premios, mucho estudio, muchas Tareas de Vacaciones... Nada me faltó. Libros, cuadernos, útiles, cuadernos y libros forrados por papá, con etiquetas con mi nombre que una a una papá escribía con su maravillosa letra caligráfica, como la que después me enseñaron los Hermanos a hacer. Tardes enteras haciendo letras y oraciones en esos cuadernos con hojas trasparentes y plantilla infrapuesta, lapicera de madera con pluma “cucharita” ó “Perry”, tinta francesa en gran botellón volcada por el Hermano en el tinterito blanco de porcelana sumergido en el redondel del escritorio de madera nogal, gruesa y dura.... HOY, hoy después de sesenta años seguimos siendo esos compañeritos amigos, y nos vemos cada diez ó veinte días y seguro una vez al mes durante todo el año. Nos vemos, nos hablamos, nos escuchamos, nos ayudamos. Pensar que nos conocemos desde los seis años, vivimos juntos tantos años y muchos hemos seguido juntos la misma carrera... Varios ya volvieron al Señor.

Tampoco me equivoqué al inscribir a mis hijos en el mismo Colegio. Ellos ya son grandes. Conservan la misma formación de nuestros ancestros, la misma educación, respeto, valores espirituales, morales y éticos. Son hombres de bien.

Como Exalumno-médico fue un Honor atender, asistir y cuidar durante muchísimos años a quienes fueron mis Maestros y Profesores. A algunos me tocó acompañarlos con amor y ciencia hasta sus “retorno al Señor”; en tantas fotos que atesoro, poco a poco voy quedando solo y sonriente, se fueron yendo de uno en uno...

Me desempeñé polifacéticamente. Veo ahora que fue tanta mi actividad Asistencial Médica.
Ordenaré recuerdos si bien no es fácil en esto ser docente. Por ejemplo, de las Fuerzas Armadas de nuestro país y de Países vecinos (Agregados Militares) asistí como Médico Clínico y/ó Pediatra de sus familias, a Generales de la Nación, Coroneles, Comodoros; Almirantes, Comandantes de la Fuerza Aérea, Aviadores Navales, Comandantes Submarinistas, Edecanes Presidenciales, Jefes de Granaderos a Caballo, Oficiales de la Policía Federal Argentina...

De la Justicia Nacional, atendí: del Poder Judicial de la Nación a Magistrados, familiares y a sus hijos, pasaron por mi consultorio, Jueces de la Nación y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Secretarios de Juzgados Federales y Penales, Fiscales, Camaristas y Familiares de quienes sucesivamente fueron cubriendo los distintos Cargos Escalafonarios de la Carrera Judicial Nacional y de la Provincia de Buenos Aires.

De los Docentes e Investigadores pertenecientes a la Universidad de Buenos Aires, he tenido el placer de ser consultado por Decano de la Universidad Nacional, ViceDecano de Universidad Privada, Rectores, Profesores Titulares de Cátedras e Investigadores Científicos de Carrera.



Entre los integrantes de nuestro Culto Católico, he sido el Médico de Cabecera y de Consulta del Señor Obispo, Vicario del Centro, Provinciales y Sacerdotes; Médico de varias Comunidades de Religiosos y de Religiosas, Hermanos, Madres de la Consolación y de las Madres Escolapias.

En la Dirigencia de la Nación, Ministros, Interventores Nacionales.

Entre los integrantes de los medios de Comunicación fui el Médico de Locutores Radiales y de la Televisión; asistí a artistas de diversos géneros; por mi Consultorio pasaron también Deportistas reconocidos nacional y otros internacionalmente, artistas plásticos, bailarinas y bailarines clásicos del Coro Estable de nuestro Primer Coliseo, algunos reconocidos internacionalmente; empresarios, estancieros, gerentes, presidentes de instituciones, productores agropecuarios...

Quiero interrumpir, hacer un alto para hacer ahora un merecido homenaje a la vez que cariñoso recuerdo para quien respetó mi vocación y mi especialización posterior, para quien me dio todo, me formó y preparó para la vida y en la profesión: es mi papá, Profesor Emérito, Jefe Extraordinario de los Hospitales Municipales de Buenos Aires, Maestro Especialista en Cirugía Dentomaxilar, Dr. Juan Francisco Di Ció.

También el respetuoso homenaje rindo a su hermano, mi tío paterno, Académico Profesor Extraordinario, Dr. Alfredo V. Di Ció, mi Profesor Titular de Patología Médica en la Sala Cátedra de su Servicio Hospitalario del Hospital Ramos Mejía.-
No cerraré este block, sin recordar y hacer público los nombres de mis amigos, colegas y Profesores Universitarios relacionados exclusivamente con mi Carrera Médica, Docencia y Pediatría, muchos ya han regresado al Señor,

Profesores Doctores: Irurzun, Caplán, Dellepiane, Belleville, Escardó, Garrahan, de Elizalde, Mieres, Bagnati, Altman Canestri, Groiso, Llambías, Ferrero, Nocetti Fasolino, Favaloro, Taquini, Lanosa, Burucúa, Maccagno, Salvatori,....

Ellos fueron mis Profesores, Colegas, Amigos; las relaciones y vínculos se fueron estrechando a través del tiempo, compañeros de Servicio al prójimo diariamente.

Llegue ahora mi estímulo al joven Médico Gastón Di Ció, mi querido hijo, colega y compañero en esta hermosa profesión.

Un recuerdo al amigo desaparecido recientemente, el último de mis Maestros que tuve a mi lado hasta su penoso deceso, el querido Académico de Medicina Profesor Dr. Osvaldo Fustinoni, con quien compartí la mayoría de los años de mi Carrera, Profesión y Docencia Universitaria, juntos en el Comité de Etica, y además una amistad que venía desde mis mayores, iniciada hace más de cincuenta años en el seno de mi familia.

A propósito de la lectura que realicé de su trabajo publicado luego de su deceso, en la Revista de la Fundación Facultad de Medicina (Set/2000) emulando al Maestro decidí redactar este resumen bibliográfico pertinente a mi actividad Profesional.

A todos los pacientes amigos que he mencionado destacando sus relevantes actividades personales los recuerdo uno por uno con sus nombres, sus familias y familiares, las anécdotas y situaciones felices...

Pero también desarrollé larga y constante actividad Médica dentro de otras apreciadas familias integrantes de núcleos de trabajadores Bancarios, Telefónicos, de la Justicia Nacional, del Congreso de la Nación, del Instituto del Seguro, de la Universidad de Buenos Aires, de Obras Sanitarias de la Nación, del Colegio de Escribanos de Buenos Aires, de la Dirección General Impositiva, de las Municipalidades de Buenos Aires, San Isidro, y de Exaltación de la Cruz (los Cardales); de la Marina Mercante, del Instituto de Ciencia y Tecnología Hidraúlica (INCYTH); del Ejército Argentino, Fuerza Aérea, Armada Argentina, Prefectura Naval Argentina y Gendarmería Nacional.

Continúo recordando las Consultas brindadas como Pediatra a numerosos alumnos y alumnas –también frecuentemente a sus padres y familiares- integrantes de la Gran Familia Lasallana y del Colegio “Paula Montal” de Madres Escolapias de la Capital Federal.

Fui Médico de Cabecera y Consultor Clínico de varias Comunidades Religiosas Católicas de Hermanos, de Madres y de los Docentes (y de sus familias) que se desempeñaban en los correspondientes Institutos Educacionales (todos tan fieles a mí como a la OSPLAD), por ellos, para atenuarles el dolor de las garras administrativas de la burocracia-médica-asistencial, accedí no muy gustoso a incorporarme a su digna Prestadora de Salud.

Mientras escribía el borrador de este apartado, interrumpí la escritura: un llamado telefónico desde Lobos (Provincia de Buenos Aires) era la Consulta de quien durante diez y ocho años atendí, hoy madre de su segunda hijita que apenas cuenta dos meses de edad. Me dice que viaja ya para la Capital para traérmela pues está preocupadísima porque acaban de sugerir un diagnóstico para su niña: Neumonía.
Al cortar la comunicación, afloraron muy claros los recuerdos sobre ella y su mamá, postrada durante parte de su niñez y de toda su adolescencia por una enfermedad lenta y cruel, de parálisis muscular progresiva. Recuerdo su renunciamiento en la edad alegre de su vida, su impotencia ante un futuro cada vez más triste y sin esperanzas. Su permanente atención a su mamá que ya no podía levantar ni sus párpados...

Con la Gracia del Señor son cientos y cientos los recuerdos que vienen a mi memoria. Uno de ellos evoca toda la fuerza y cariño que puse para crear, diseñar, inaugurar y luego asistir a tantos niños de las cinco Guarderías Materno-infantiles y Jardines de infantes que estuvieron a mi cargo: cuatro en la Capital Federal y uno en Ezeiza, Pcia. De Buenos Aires.

Lo que escribí y publiqué hace casi treinta años atrás (1972),en “La oración de un Pediatra” fue fielmente cumplido por mí, tanto en mi tarea diaria, con la atención de mis pacientes y con las obligaciones que me fijé para con la Sociedad a la cual me debo. El pedido elevado al final de mi oración, ha sido dulce y generosamente concedido por Nuestro Señor: ...”que mis hijos resulten felices, capaces y útiles a los demás”.
(Si me solicita una copia de mi “Oración de un Pediatra”, gustosamente se la haré llegar, muchas gracias).

Es posible que muchos de los que lean estas líneas se sientan incluidos en las citas y recuerdos que intenté plasmar a todos, gracias.

Me interesa en estos momentos la salud de mi octava y noveno nietos que por la personal determinación de sus respectivas mamás –mis nueras- quienes libres de toda presión familiar, me han elegido para que, a igual que a ellas, asista también a sus queridos hijos...



GRACIAS SEÑOR por permitirme vivir y gozar este jubiloso “TIEMPO DE COSECHA”.

Alabado sea el Señor
.

Osvaldo Juan Di Ció.

13 de Abril de 1935....









Ultima revisión e impresión: Agosto 21 de 2003,


esperando el undécimo nieto, hijo del amor de mi nuera Karina Villagra y de mi hijo Gastón,

fecha de nacimiento, diciembre del presente año.
















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